El tejo es uno de los árboles más antiguos que encontramos en Villanueva del Arzobispo. Esta conífera puede vivir miles de años y crecer por encima de los veinte metros.
Su crecimiento es muy lento, de ahí la larga esperanza de vida que tiene. Es un árbol frondoso, con un tronco especialmente ancho y fuerte y su fruto es una baya carnosa llamada arilo, que protege a la semilla del interior. Sus hojas son finas y alargadas.
Su dispersión está más centralizada en el norte de España, habiendo excepciones por la parte meriodional del país y, como no, en Villanueva del Arzobispo, que es un enclave privilegiado para poder disfrutarlo en estado salvaje.
El tejo es un árbol venenoso, ya que contiene taxina, una sustancia tóxica que es capaz de provocar la muerte a animales e incluso a personas. De hecho, antiguamente era muy común suicidarse comiendo hojas de tejo.